Jerónimo Becker: Guerra de Secesión en los Estados Unidos

De 1861 a 1865 sufrieron los Estados Unidos una crisis gravísima que puso en peligro su existencia, amenazando con la división de aquellos en dos distintas nacionalidades que habrían sido forzosamente enemigas, manteniendo así en perpetua agitación la América del Norte. Aquí sus causas.

Jerónimo Becker: Guerra de Secesión en los Estados Unidos
Batalla de Antietam, por Thule de Thulstrup. Batalla más sangrienta en la historia de los Estados Unidos con más de 23 mil muertos.
Contexto Condensado

Cerremos nuestra etapa guerrera con la guerra civil más famosa del continente americano: la Guerra de Secesión de los Estados Unidos (also known as: American Civil War). Secesión, no por ser aquella en la que los Estados Unidos de América se separaron del Reino Unido, sino porque los estados estuvieron desunidos y casi, casi se dividen en dos países distintos. Es más, lo hicieron durante cuatro años. Entre 1861 y 1865, el norte y el sur de los USA batallaron entre sí en una guerra en la que los segundos conformaron un estado paralelo al de la Unión: los Estados Confederados.

El trigger del enfrentamiento fue el tema de la esclavitud. “Los Estados del Norte eran abolicionistas, sin duda por filantropía y por amor a la humanidad, pero también porque la esclavitud no les era necesaria; y los Estados del Sur eran esclavistas, porque, dada la naturaleza de la propiedad y de la industria agrícola y las condiciones del clima, no podían contar con el establecimiento de colonos libres”. La frase es del político e historiador español Jerónimo Becker y González, que en 1897 publicó una Historia política y diplomática desde la independencia de los Estados Unidos hasta nuestros días: 1776-1895. En el capítulo 27 se dedica dos secciones a explicar, como profesor de historia, los aspectos más importantes de esta cruenta guerra en la que murieron más de 700 mil personas, todos habitantes del mismo país que se mataron entre sí.

Ya Walt Whitman, enlistado en el Ejército del Norte como enfermero, nos hizo una breve e íntima descripción de esta cacería entre los dos bandos y de la crueldad con que se peleó. Hoy Becker, periodista y diplomático, nos cuenta el panorama tratando de no tomar partido.

Para añadir un poco más de contexto: La guerra empezó cuando Abraham Lincoln, del Partido Republicano, que era antiesclavista, fue elegido presidente, y duró hasta que fue asesinado. El Partido Republicano se acababa de formar con miembros abolicionistas de los estados del Norte que se separaron del Partido Demócrata, y por miembros del Partido Whig, que había sido fundado como análogo al partido inglés del mismo nombre. Los Demócratas (del Sur), por otro lado, que venían manteniendo el poder del país durante décadas, querían no sólo mantener la esclavitud sino ampliarla; y esto, por encima de cualquier moral, era por una necesidad económica (o un deseo, o por lujo). Es lo que sucede casi siempre: que lo económico mueve la aguja moral, que las necesidades superan a cualquier ideología. La economía del norte no dependía de la agricultura, como en el sur, y esto les permitió ver lo que los otros no podían, y ser más progresistas con sus políticas. Hay otra cosa que sucede siempre: que el abuso político provoca una inevitable reacción. La prepotencia no dura nunca para siempre.

Cuando el Sur pierde las elecciones, uno por uno los estados empiezan a separarse de la Unión, y estos estados secesionistas se agrupan en un intento de un nuevo país, poniendo como presidente paralelo a Jefferson Davis, miembro del Partido Demócrata del Sur. Fungió como presidente durante el mismo tiempo que Lincoln hasta que fue apresado. Fue liberado en 1868, porque ambos lados pactaron que se acabe el problema de una buena vez y un cese a las hostilidades judiciales. Davis, al contrario de Lincoln, vivió una vida más larga, aunque no pudo recuperar el éxito laboral ni comercial después. Eso sí, escribió ensayos y libros sobre la guerra, entre ellos The Rise and Fall of the Confederate Government (1881), pero el resto del mundo casi que no lo conoce. A Lincoln, por el otro lado, lo conocemos todos, y su muerte fue el tiro de gracia que terminó de enterrar los intentos separatistas (al menos por un largo tiempo).

Cabe notar que esta guerra era bien vista por los ojos de las potencias europeas, que no querían una potencia en América y a quienes gustaba la idea de un equilibrio entre dos países amigos pero enemigos. Por eso, en palabras de Becker, “Inglaterra y Francia vieron desde el primer momento con simpatía la causa del Sur”, no por lo esclavista sino por sus intereses políticos y comerciales. Es lo mismo de siempre, los intereses están por encima de la moral. Es por eso que las guerras, aunque inevitables, se nos aparecen como corruptas, como una cosa sucia, como una mancha en nuestro código ético; y es que se pelea, no sólo por defender una tierra y unos ideales, sino, generalmente por encima de eso, por defender intereses que no son de todos. Es por eso que en algunos lugares se aboga por una ley que retorne, de alguna manera, a los orígenes del Código de Hammurabi, que recupere el skin in the game: los parlamentarios que inciten la guerra y que voten por ella, deben también ir a luchar en la misma. Es fácil pedir y gritar desde un estrado, o detrás de la pantalla con un teclado, pero otra cosa es jugar en la cancha, otra cosa es bailar el baile. Este tipo de ley se intentó aprobar hasta en los Estados Unidos, lógicamente, sin éxito. Todos queremos los resultados, pero nadie quiere embarrarse las manos.

Autor: Jerónimo Becker

Libro: Historia Política y Diplomática (1897)

Capítulo 27

Sección 2: Guerra de secesión en los Estados Unidos: antecedentes y origen de la lucha: formación de la Confederación del Sur

De 1861 a 1865 sufrieron los Estados Unidos una crisis gravísima que puso en peligro su existencia, amenazando con la división de aquellos en dos distintas nacionalidades que habrían sido forzosamente enemigas, manteniendo así en perpetua agitación la América del Norte.

Causas muy diversas produjeron esa situación. La preponderancia política ejercida por el Sur, cuyos hombres habían formado durante más de medio siglo el partido dominante en el Gobierno de la Unión, hasta el extremo de llamarse a la Virginia «la patria de los presidentes»; las distintas tendencias económicas de los diferentes Estados, pues en tanto que los del Sur defendían el libre cambio, los del Norte tendían a la protección, y sobre todo la cuestión de la esclavitud, dieron у lugar a una sorda rivalidad primero, a una competencia franca después, y por último, al rompimiento y la lucha armada. Los Estados del Norte eran abolicionistas, sin duda por filantropía y por amor a la humanidad, pero también porque la esclavitud no les era necesaria; y los Estados del Sur eran esclavistas, porque, dada la naturaleza de la propiedad y de la industria agrícola y las condiciones del clima, no podían contar con el establecimiento de colonos libres.

Llegado el término de la administración de Mr. Buchanan, los esfuerzos de los dos grandes partidos de la Unión, el republicano (abolicionista) y el demócrata (esclavista) se concentraron en un solo objetivo, la elección presidencial, comprendiéndose desde luego que el resultado que esta ofreciera había de influir poderosamente en el porvenir de los Estados Unidos. Así es que, tan pronto como pudo conocerse que Abraham Lincoln, candidato republicano, sería el nuevo Presidente, organizáronse meetings en la Carolina del Sur; y confirmada la elección de aquél, la legislatura de dicho Estado votó por unanimidad el 20 de Diciembre de 1860, un manifiesto disolviendo la Unión entre la Carolina del Sur y los demás Estados, y el 24 del mismo mes publicó la declaración de la independencia, justificando ampliamente el derecho de aquél a separarse de la Unión, derecho que entonces y después se ha discutido mucho, pero que, por el resultado de la guerra, quedó en realidad desconocido, y sin eficacia ante la fuerza y la reserva que consignaron algunos Estados al aceptar la constitución federal.

El ejemplo de la Carolina del Sur fue seguido bien pronto por otros Estados, separándose de la Unión: Mississipi en 2 de Enero de 1861, Alabama, el día 11 del mismo mes y año, la Florida el 12, Georgia el 19, Louisiana el 28 y Tejas el 1 de Febrero. En 4 de este último mes se reunieron en Montgomery (Alabama), varios representantes de los Estados separados, a fin de organizar un gobierno, y en 18 de Febrero, un Congreso reunido en Richmond, punto elegido como capital de la nueva Confederación, nombraba Presidente al General Jefferson Davis, antiguo ministro de la Guerra.

Los hombres de Washington, comprendiendo, sin duda, las funestas consecuencias de la lucha que se iniciaba, trataron de hallar fórmulas de conciliación, pero era ya demasiado tarde. El Sur se armaba rápidamente, organizando sus fuerzas, y Lincoln, obligado por las circunstancias a realizar una política que no era la suya, se vio precisado a dar una proclama (13 Abril), declarando bloqueada toda la costa del Sur; declaración que equivalía al reconocimiento de la beligerancia, porque siendo el bloqueo una limitación puesta al comercio de los neutrales con un Estado por aquel que se halla en guerra con éste, limitación encaminada a debilitar al enemigo, significa, cuando se trata de una guerra civil, que el Gobierno que lo decreta, confiesa y reconoce que no domina ni ejerce acción directa en el territorio bloqueado.

Sección 3: La guerra civil: su desarrollo, sus incidentes y su fin

Sin embargo de esto, la guerra no comenzó formalmente hasta el 14 de Abril, en cuyo día el general del Sur, Mr. Beauregard, se apoderó del fuerte Sumter.

Los del Norte, menos preparados que los del Sur, hicieron grandes esfuerzos para organizar sus ejércitos, pero la campaña, en sus comienzos, les fue poco favorable, sufriendo una gran derrota en Bulls-Rum (17 de Julio), si bien a esta victoria de Beauregard y a la de Jackson en Manasas, correspondieron las de los unionistas Mr. Clellan en la Virginia occidental y Mr. Sigel en el Misuri, terminando el año 1861 sin que se hubiese obtenido resultado alguno decisivo. El país sufrió mucho, porque la guerra se llevó a sangre y fuego por una y otra parte, haciéndose imposible todo comercio por virtud de las órdenes de Lincoln y Jefferson.

Tampoco el año 1862 produjo resultados decisivos. En los primeros meses las tropas de la Unión, a costa de gigantescos esfuerzos, lograron algunas ventajas, llegando en el mes de Abril a apoderarse de Nueva Orleans, la metrópoli del comercio del Sur, y dominando con su escuadra el Mississipi hasta Wiksburgo; mas después de la terrible batalla de siete días librada en las inmediaciones de Richmond (26 de Junio a 3 Julio 1862), Mr. Clellan tuvo que desistir de su propósito de apoderarse de dicha capital, y los confederados invadieron el Norte, amenazando a Washington y llegando hasta Maryland, si bien, derrotados en la batalla de Antietam (16 Septiembre), hubieron de batirse en retirada. A Mr. Clellan sustituyó el general Burside, el cual perdió la sangrienta batalla de Frederiksburgo (13 Diciembre), y en otro combate en el mismo punto (2 al 6 de Mayo de 1863) murió el general sudista Jackson. Los confederados, a las órdenes de Lee avanzaron, de nuevo, amenazando por segunda vez a Washington; pero a consecuencia de la batalla de Settisburgo (1 a 3 de Julio) se vieron precisados a retirarse.

Al terminar el año 1863 no había esperanza alguna de paz. El Congreso de la Unión no sólo había rechazado la proposición de un representante demócrata pidiendo que se invitase al Presidente a entrar en negociaciones con las autoridades de Richmond «para poner termino a esta guerra sangrienta, bárbara y destructora», sino que pidió la continuación más enérgica y más eficaz de la guerra hasta el incondicional restablecimiento de la autoridad federal. Al año siguiente fue reelegido Lincoln (8 Noviembre de de 1864), y poco después la Cámara de representantes de Washington decretó la abolición de la esclavitud (31 de Enero de 1865), principio que se inscribió en la Constitución.

Hiciéronse entonces algunas tentativas para llegar a un acuerdo entre los beligerantes, y el Presidente tuvo una conferencia con los delegados del Sur, pero sin obtener resultado alguno. Continuó la guerra, aunque con desgraciado éxito para los confederados, pues no obstante la desesperada resistencia que hizo el heroico general Lee, la ciudad de Richmond fue tomada (3 de Abril de 1865), y aquél firmó pocos días después una capitulación con el general Grant. La causa del Sur estaba vencida, mas entonces el Norte experimentó una gran pérdida, la del Presidente Lincoln, que fue asesinado en el teatro (14 de Abril). El 20 de Mayo depusieron las armas los últimos cuerpos de ejército del Sur.

La guerra había terminado.


Walt Whitman sobre Abraham Lincoln y la guerra civil
«Veo al presidente casi todos los días, puesto que vivo por donde él pasa, cuando va o viene de su residencia, en las afueras de la ciudad...» «Multiplicá lo anterior por veinte, o por cien; verificalo en cualquier circunstancia posible, y tendrás una idea de lo que es esta guerra...»

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