Enciclopedia Británica: corta historia del federalismo

Gobierno federal (Del latín foedus, “liga”): forma de gobierno donde el principio esencial es que hay una unión de dos o más Estados bajo una organización central para ciertos objetivos que son comunes. En el resto de competencias no atribuidas al ente central, los Estados conservan su soberanía.

Enciclopedia Británica: corta historia del federalismo
Liga Etolia y Liga Aquea en el año 229 a.C. (fuente)
Contexto Condensado

Cerramos nuestra serie sobre el federalismo con la historia prometida. Una corta historia de este sistema y sus inicios en la Antigua Grecia, en un artículo tomado de la Enciclopedia Británica de 1911, Federal Government, que presentamos dividido en dos. Y que traducimos para vos en esta casa.

A lo largo de este trip hemos visto algunas definiciones de federalismo, cómo Proudhon lo veía con idealismo, cómo Alberdi con pragmatismo, y cómo a ambos inspiraron Suiza, Alemania y los Estados Unidos. También hemos definido autonomía y localismo. Su relación con el Estado-nación, la veremos en su momento.

Autor: Enciclopedia Británica

Artículo: Gobierno Federal (1911)

(Extracto inicial)

Gobierno federal (Del latín foedus, “liga”), una forma de gobierno en la cual el principio esencial es que hay una unión de dos o más Estados bajo una organización central para ciertos objetivos permanentes que son comunes. En la forma más perfecta de federalismo, los Estados acuerdan delegar a un gobierno federal superior ciertas competencias o funciones inherentes a su soberanía, y el gobierno federal, a su vez, en el ejercicio de esas competencias específicas, actúa directamente, no sólo sobre las comunidades que componen la federación, sino también sobre cada ciudadano. En lo referente al resto de competencias no atribuidas a la autoridad central o federal, los distintos Estados conservan intacta su soberanía individual, y los ciudadanos de una federación deben, por lo tanto, una doble lealtad: una al Estado y otra al gobierno federal. Viven bajo dos conjuntos de leyes, las del Estado y las del gobierno federal (J. Bryce, Studies in History and Jurisprudence, ii. 490). La palabra “confederación” se ha usado algunas veces de forma distinta a la de “federación”, aunque no universalmente, para distinguir a un estado federal (Bundesstaat) de una mera unión de estados para ayuda mutua (Staatenbund), y para la promoción de intereses comunes de sus miembros (ver el artículo Confederación).

Si la Británica dice que veamos el artículo Confederación, y esto es Conectorium, y todo está conectado —como en la vida y la Naturaleza—; si la curiosidad y el texto nos piden ver otra cosa en paralelo, ya sea como agentes de una voluntad superior, o del azar, o de las Parcas del destino, ¿quiénes somos nosotros para negarnos a interpretar nuestro rol? ¿Quiénes somos para renegar de sus designios?

Veamos pues qué dice dicha entrada completa, que empieza casi de la misma manera en la que Proudhon empieza un párrafo en 1863, con etimología, pero que define federación como lo hace Alberdi en 1852.

Artículo: Confederación

Confederación (del francés confédération, latín confoederatio, de foedus, “liga”, foederare, “formar una liga”), principalmente cualquier liga, o unión de personas, u organización de personas. El uso del término en política moderna está generalmente confinado a la unión permanente de estados soberanos, para ciertos fines comunes; por ejemplo, la Confederación Germánica (Bund), establecida por el congreso de Viena en 1815, y la Confederación del Rin (Rheinbund), una liga de ciertos estados germánicos bajo la protección de Napoleón (1806–1813). La alianza de las Grandes Potencias que gobernaron Europa después de 1815 era llamada, a veces, la Confederación de Europa, especialmente por el zar Alejandro I; pero esto expresaba más una aspiración piadosa que el estado real de las cosas. Esta distinción entre Confederación y Federación (ver el artículo Gobierno Federal), sinónimos en su origen, ha sido desarrollada en la terminología política de los Estados Unidos. Hasta 1789, éstos eran una Confederación; entonces la palabra Federación, o República Federal, fue introducida como para insinuar una unión más cercana. Esta distinción fue enfatizada durante la Guerra Civil de Secesión entre el Norte y el Sur, cuando los estados secesionistas formaron una Confederación (los Estados Confederados de América) en oposición a la Unión Federal. Confederación viene a significar entonces una unión de estados soberanos en la que se resalta la independencia soberana de cada uno de los organismos constituyentes (cf. la Staatenbund germánica); Federación implica una unión de estados en los que se resalta la supremacía del gobierno común (Bundesstaat germánico). Sin embargo, esta distinción no es para nada una cosa que se use universalmente.

La variante “Confederacy” [en principio intraducible], derivada del anglo-francés confederacie, y significando generalmente una liga o unión, ya sea de estados o de individuos, fue aplicada en América en el sentido de Confederación a los estados del Sur que se separaron. Sin embargo, en su sentido político, confederacy ha venido a significar una liga temporal de estados independientes para ciertos fines. Aplicada a individuos: “confederación” es usada para ciertas uniones abiertas de gente con fines políticos u otros varios (por ejemplo, la Confederación de Mineros); por otro lado, “confederacy” —debido a su sentido legal de conspiración, ahora obsoleto— ha llegado a implicar con frecuencia un vínculo secreto, una combinación con fines ilícitos o de personas cuya identidad no se revela. [Luego confederacy = complot o conspiración.]

Eso es todo lo que dice la Británica en ese artículo en el que nos enseña la diferencia, y su origen, entre federación y confederación. Cuando en América se batalló contra la corona española en las Guerras de Independencia (a su manera, también guerras civiles), la primera intención, o el gran sueño, era la construcción de una gran confederación que vaya desde California hasta la Patagonia. No sucedió y no sucederá, así que volvemos al artículo que también nos enseña un poquito de inglés mientras tilda, entre líneas, a los estados secesionistas de conspiracionistas (muchos de sus habitantes siguen siendo conspiranoicos hasta hoy). Y luego nos indica el camino de retorno a la entrada original que estábamos traduciendo y compartiendo. Y allí volvemos. Y ahora sí entramos a la historia antigua.

Artículo: Gobierno federal

(Continuación de extracto)

La historia del gobierno federal comienza prácticamente con Grecia. Esto, sin embargo, se debe al hecho de que las federaciones griegas son las únicas de las que tenemos algo de información detallada. Debido a la obvia importancia de la acción conjunta frente a un peligro común, especialmente para las aldeas o tribus dispersas, nos parece razonable inferir que la federación en sus formas elementales era un mecanismo generalizado. Esta idea es reforzada por lo que podemos recopilar de las condiciones existentes en regiones como Etolia y Acarnania, en los balcanes, y Samnio, en la península itálica, así como en los tiempos modernos entre los pueblos y tribus primitivas. La información relativamente detallada que poseemos con respecto a los gobiernos federales de Grecia hace necesario que les prestemos atención especial.

En la Antigua Grecia, la tendencia más notable de desarrollo político fue el mantenimiento de ciudades-estado separadas, cada una luchando por una autonomía absoluta, aunque prácticamente todas hablaban el mismo lenguaje y compartían hasta cierto punto las mismas tradiciones, y los mismos intereses y peligros. Esta tendencia centrífuga se ve más marcada en los casos de los estados más importantes: Atenas, Esparta, Argos, Corinto; pero la historia griega está llena de ejemplos de estados pequeños sacrificando deliberadamente lo que debieron ser obvias ventajas comerciales en aras de autonomías precarias. Los ejemplos que hay, incluso de unión semi-federal, fueron muy relajados en su estructura, y el egoísmo de las unidades componentes era la característica predominante. Por eso, la hegemonía espartana en el Peloponeso no era realmente una federación más que en su sentido más amplio. Es verdad que los estados se reunían ocasionalmente para debatir asuntos, pero su relación, que no tenía existencia real salvo en caso de un peligro común inmediato, era en realidad la que se produce entre un líder supremo y aliados reacios y desconfiados. El imperio Ateniense fue también una autocracia apenas disfrazada. El sínodo de los “aliados” (ver el artículo Liga de Delos) pronto se degeneró en una mera formalidad; de política integradora no hubo nada después de que la Liga hubiera logrado su propósito original de expulsar a los persas de Europa.

Sin embargo, es posible encontrar algunos rastros de una tendencia a la acción conjunta, incluso en los primeros días de desarrollo político en Grecia. Por eso la unión de aldeas individuales como las que ocurrieron en Ática y Élis en tiempos tempranos, uniones conocidas como sinoicismos, eran parcialmente de carácter federal: dieron lugar al establecimiento de una administración común y, sin duda, a cierto grado de unidad comercial y militar. Por otro lado, es posible que estas uniones carecieran de la característica de federación porque es difícil afirmar que sus unidades tuvieran algún poder soberano: como máximo tenían alguna autonomía municipal como en el caso de los demos [una especie de distritos] de Clístenes [político que introdujo el gobierno democrático en Atenas]. La unión era más de tipo nacional que federal. También las uniones anfictiónicas tenían uno de los elementos característicos de federación: el hecho de que eran estados libres y soberanos que se combinaban para un fin particular con un elaborado sistema de representación (ver el artículo Anfictionía). Pero estas uniones, en todo caso en eventos históricos, se preocupaban mayormente por la religión, y la autoridad de los concejos no afectaba seriamente la autonomía de los estados individuales.

Por lo tanto, entre las ciudades-estado y las aldeas dispersas, el principio de cohesión no era conocido. Por otro lado, el término medio entre una relación fácilmente disoluble —algo más como una alianza que una federación— y un sistema nacional como resultado del sinoicismo, prácticamente nunca se alcanzó en la historia griega temprana. Sin embargo, hay ejemplos de verdaderas uniones federales en Grecia y en Licia, en Asia Menor. Las principales federaciones griegas fueron las de Tesalia, Beocia, Acarnania, Olinto, Arcadia, Etolia y Acaya; las más importantes y las más completas en cuanto a organización fueron la Liga Etolia y la Liga Aquea.

De los gobiernos federales fuera de Grecia en la antigüedad, sabemos muy poco. La historia de Italia provee algunos ejemplos, de los cuales el mayor es probablemente la liga de las ciudades de Lacio (ver también el articulo Etruria).

El artículo continúa con el autor describiendo algunos pormenores de cada una de las uniones recientemente nombradas, los motivos para su creación, y si eran más nacionales que federales (también invita al lector a leer más en las entradas de la enciclopedia dedicadas a cada una de estas regiones); nos saltamos esta parte, así como los libros que aconseja el autor.

El lector que quiera profundizar un poquito más en este tema, puede acceder a la lección sobre Los orígenes históricos del federalismo del profesor e investigador Daniel Armando Barceló, de la UNAM de México, quien escribe, con certeza:

“es absolutamente necesario emprender el recorrido histórico de formación del federalismo de la Antigüedad y del federalismo de la Edad Moderna, porque durante dichos procesos formativos se fraguarán las notas esenciales del federalismo de hoy, de todos los federalismos del mundo”.

El doctor Barceló divide su lección en tres: primero, El auto nomos y el federalismo de la Antigüedad, que tiene que ver con la Antigua Grecia; y al final, la Historia del federalismo mexicano. La segunda sección toca El federalismo moderno y la aportación norteamericana, que de alguna manera es lo que leemos a continuación en el artículo de la Británica, porque el autor del mismo, luego de la descripción que nos acabamos de saltar, se vuelca hacia la historia de las federaciones que dieron forma a algunas naciones-Estado que conocemos hoy.

Cuando el autor diga “ahora/actual/presente”, pensá en 1911: los nacionalismos no habían iniciado todavía ninguna de las dos grandes guerras mundiales, las constituciones democráticas eran todavía un experimento novedoso en el mundo, y las mujeres todavía no podían votar.

(Continuación de extracto)

Entre las últimas confederaciones europeas, la república Suiza es una de las más interesantes. En su forma actual, consiste en 22 estados soberanos o cantones. El gobierno recae en dos cámaras legislativas, un senado o consejo de Estados (Ständerat), y un consejo nacional (Nationalrat), que juntos constituyen la asamblea federal. El consejo ejecutivo (Bundesrat), de siete miembros, elige al presidente y al vice-presidente por un período de tres años (ver en el artículo Suiza la sección Gobierno).

Antes de la Revolución Francesa, el imperio alemán era una confederación compleja, con los estados divididos en colegios electorales, formados: 1) por los electores eclesiásticos y los seculares, incluyendo al rey de Bohemia; 2) por los príncipes espirituales y temporales del imperio, que seguían en rango a los electores; 3) por las ciudades imperiales libres. El emperador era elegido sólo por el primer colegio. Esta imponente confederación llegó a su fin con las conquistas de Napoleón; y la Confederación del Rin fue establecida en 1806 con el emperador francés como protector. Pero en 1815, la Confederación Germánica (Deutscher Bund) fue establecida por el Congreso de Viena; y esta fue a su vez desplazada por el Imperio Alemán actual. Este, en su nueva organización, otorgó a Alemania la unidad y cohesión que tanto había anhelado y cuya falta había sido una fuente de debilidad. La constitución data, en su última forma, de los tratados firmados en Versalles en 1871. Una federación fue entonces organizada con el rey de Prusia como presidente, bajo el título hereditario de emperador alemán. Delegados de los varios gobiernos federados forman el Bundesrath; el Reichstag, o asamblea popular, es escogida directamente por la gente por medio del voto universal; y las dos asambleas constituyen el parlamento federal. Este organismo tiene la potestad de legislar para todo el imperio en todos los aspectos conectados al ejército, la armada naval, el servicio postal, aduanas, emisión de moneda, todas las leyes políticas que afectan a los ciudadanos y todas las cuestiones de comercio, navegación, pasaportes, etcétera. El emperador representa a la federación en todas las relaciones internacionales, con el canciller como primer ministro del imperio, y tiene poder, con el consentimiento del Bundesrath, de declarar la guerra en nombre del imperio.

Los Estados Unidos de América se asemejan más a la confederación Suiza, aunque retienen marcas de su origen inglés. Los trece estados originales fueron colonias completamente independientes la una de la otra. Por los Artículos de la Confederación y la Unión Perpetua adoptados por el Congreso Continental en 1777, y en vigor en 1781-1789, los estados se unieron en una liga de defensa común. Por la Constitución, redactada en 1787 y operativa desde 1789, una unión más fuerte y centralizada fue establecida—en teoría, se formó una república federal por medio de la combinación voluntaria de estados soberanos. Se reconoció una ciudadanía común para toda la unión; pero el gobierno federal debía ejercer sólo los poderes que le fueron expresamente delegados (Enmienda de 1791). Los poderes del gobierno central fueron confiados a tres mandos distintos: ejecutivo, legislativo y judicial. El presidente, elegido por un período de cuatro años por electores elegidos para ese propósito por cada estado, es la cabeza ejecutiva de la república. El presidente, ex officio presidente del Senado, asume la presidencia en caso de renuncia o muerte. El poder legislativo está encargado a un congreso que consiste en dos Houses: un Senado, compuesto por dos miembros elegidos por cada estado por un período de seis años; y una Cámara de Representantes, que consiste en representantes proporcionales en número a la población de cada estado, que mantienen su curul por dos años. La autoridad judicial suprema está conferida a una Corte Suprema, que consiste en un jefe de justicia y ocho jueces asociados, todos nombrados de por vida por el presidente, sujetos a confirmación del Senado.

La extensión del gobierno constitucional de Gran Bretaña responsable de sus principales colonias, bajo un gobernador o representante virreinal de la corona, ha sido seguida en la América del Norte Británica por la unión de las provincias canadienses, marítimas y del Pacífico, bajo un gobierno federal; con un senado, cuyos miembros son nombrados por la corona, y una cámara de los comunes elegida por las diferentes provincias según su población relativa. El Gobernador General es nombrado por la corona por un período de cinco años, y representa al soberano en todos los asuntos del gobierno federal. Él nombra a los vice-gobernadores de las provincias; y toda la legislación local es llevada a cabo por los parlamentarios de las provincias. La notable federación del Dominio de Canadá, que se originó de esta manera, presentaba la característica única de una unión federal de provincias que prácticamente ejercían derechos soberanos con respecto al gobierno autónomo local, y sostenían una autonomía constitucional al mismo tiempo que mantenían la relación colonial con Gran Bretaña.

El Commonwealth de Australia (ver su artículo), proclamado en 1901, es otro ejemplo interesante de estados autónomos federados en un todo unido. Sin embargo, hay una diferencia importante entre los poderes de los gobiernos federales de Canadá y Australia. El parlamento federal de Canadá tiene jurisdicción sobre todo los asuntos que no están específicamente asignados a las legislaturas locales, mientras que el parlamento federal de Australia sólo tiene la jurisdicción que se le confiere expresamente o que no se retira expresamente de las legislaturas locales. Esta jurisdicción es sin duda extensa, comprendiendo, entre otras cosas, poder para legislar en materia de comercio e industria, ley criminal, impuestos, cuarentena, matrimonio y divorcio, pesos y medidas, moneda de curso legal, derechos de autor y patentes, y naturalización y extranjería.

Hubo también un primer intento de federar las colonias de Sudáfrica, y se aprobó una ley con ese propósito (Ley Sudafricana de 1877), pero expiró el 18 de agosto de 1882, sin que el soberano la haya puesto en vigor en consejo. En 1908, sin embargo, maduró el movimiento Closer Union (ver el artículo Sudáfrica), y en 1909 se aprobó con éxito una ley federadora. [Nota: en 1910 se consolidó en la Unión Sudafricana].

[Fin del artículo y de la serie, que en su momento continuará...]


Cf.:

Pierre Joseph Proudhon: ¿qué es una federación?
Para que el contrato político sea para todos ventajoso y cómodo, es indispensable que el ciudadano, al entrar en la asociación: 1) pueda recibir del Estado tanto como le sacrifica; 2) conserve toda su libertad y soberanía. Arreglado así el contrato político, es lo que yo llamo una federación.
Juan Bautista Alberdi: ¿qué tipo de federación es practicable?
Una simple federación excluye la idea de un gobierno general y común a los confederados, pues no hay alianza que haga necesaria la creación de un gobierno para todos los aliados. Excluye igualmente toda idea de nacionalidad o fusión, pues toda alianza deja intacta la soberanía de los aliados.

#solo en conectorium#inglés#federalismo