La Banca: long story short *
La historia de la Banca, que es muy larga, es cortita. No importa si en Babilonia o Nueva York, si en la Antigua Grecia o en Antigua y Barbuda, si en las Venecia y Florencia medievales o en las Américas renacentistas, si en Aleppo o en Nigeria... Mi argumento es que hay dos grupos de gente:

Quinto y último capítulo de la serie Corta Historia de la Banca. Los primeros cuatro, escritos por Jorge Pérez Ramírez, se encargan de cuatro hitos en esta historia: 1) el surgimiento de la práctica moderna en la Italia medieval; 2) los cambios de tamaño y estructura empresarial que supuso la conquista europea de América; 3) el nacimiento de la moneda en papel y de los bancos centrales (con textos de apoyo de Harriet Martineau, y la Reserva Federal de Chicago); 4) el auge y la caída del patrón oro. Pero hay patrones en la Banca que no se caen, no importa el tiempo ni el espacio. A ver, me explico:
La historia de la Banca, que es muy larga, es cortita.
No importa si en Babilonia o en Nueva York, si en la Antigua Grecia o en Antigua y Barbuda, si en las Venecia y Florencia medievales o en las Américas renacentistas, si en Aleppo o en Nigeria—la historia es la misma. Mi argumento es que hay dos grupos de gente: unos tienen suficiente plata y otros no. Salvo raras excepciones, los dos tipos de perfil quieren tener más. De frente también.
Que no se lea lo anterior como una condicionante socio-económica: hay quienes tienen mucho dinero pero no tienen suficiente. Hay quienes tienen poco dinero pero no necesitan más. Hay quienes tienen mucho capital pero en ese momento poco efectivo; hay quienes tienen mucho efectivo pero en otro lugar. Están los que tienen deudas y los que tienen pasivos. Están los que tienen un sueño de empresa pero capital insuficiente. Están también los que no saben cómo manejar capital. Hay otros tipo de user-persona, pero no necesito elaborar más para que se entienda, ¿no? Procedo con mi simplificación de los hechos.
La primera misión de la Banca es ser nexo entre estas dos condiciones temporales. Los que tienen plata quieren un rendimiento, entonces la invierten o la prestan. Los que no tienen la plata que requieren (o re-quieren) crean negocios, se prestan, roban o crean impuestos. Los bancos son intermediarios de estas necesidades y esquemas.
El segundo trabajo de la Banca es proveer seguridad. Lo anterior no puede suceder sin confianza: la Banca no existe sin la presunción de buena fe y certidumbre. El capitalista, aunque sea socialista, quiere que su capital esté en buenas manos: a nadie le gusta que le roben. El depositario quiere certeza de que va a obtener su dinero cuando sea que lo quiera o lo necesite. El prestatario confía en que no se lo va a apretar antes de lo pactado (y está seguro de que, si no cumple, lo van a exprimir después).
El tercer trabajo de la Banca es proveer velocidad de transporte. Puse mi plata en el banco y la quiero retirar ahora mismo, o cuando yo quiera, o el día que vence mi depósito a plazo fijo, porque es mía. Deposité en mi cuenta y necesito pagar algo ahora mismo; aquí donde estoy, o a otra persona en otra parte del mundo. Necesito un préstamo y lo necesito con urgencia. Tengo dinero y necesito hacerlo rendir desde ayer porque el tiempo vale oro y no se recupera. Capisce? 🤌🏽.
En todo el trayecto de estos trabajos, los buenos bancos con buenos servicios le ahorran al cliente tres cosas: plata, tiempo y estrés.
Long story short: la Banca, no importa el tiempo ni el espacio, resuelve siempre los mismos problemas: ahorros, préstamos, créditos y circulación (guardar dinero y transportarlo de una mano a otra). No importa el lugar, el sol es siempre igual. Efectivo, billetes, bonos, DPFs, acciones, bolsas de valores, letras de cambio, cheques, endosos, descuentos de flujo, tarjetas de débito y crédito, dinero electrónico, criptomonedas, fintechs (que no son más que velocidad en la automatización, la seguridad y el control): son todas caras de la misma moneda.
Si la banca tiene que ser regulada o no: sí, tiene que ser bien regulada. Antes de que salte tu individualidad liberal (y antes de que me brinquen pseudo-liberales y anarquistas), bancame que me explico.
Imaginemos que la sociedad es un pulpo que requiere de varios tentáculos para operar. A este pulpo le van creciendo nuevos brazos conforme pasa el tiempo y se va convirtiendo en un ser más complejo. Primero fue el abastecimiento de agua y comida, después la vivienda, la energía para operar todo, las vías de transporte y logística y comercio, los sistemas de comercio (la Banca), el entretenimiento (fiestas y deporte), la salubridad de los deshechos, la educación, la salud preventiva y reactiva, las nuevas formas de entretenimiento mezcladas con información (radio y televisión), la telecomunicación, y el summum actual de este continuum, llamado internet. Estos tentáculos operan las necesidades básicas de la vida del pulpo: perder uno es sinónimo de crisis, perder tres puede desatar una hecatombe. Ahora, el pulpo, para evitar crisis, es estricto con los riesgos que pueden correr sus tentáculos, porque, como están poblados y operados por humanos, su naturaleza los empuja a probar siempre sus límites.
No todos los humanos son avaros, o charlatanes, o impostores, o vivillos, pero sí una cantidad suficiente como para que, si varios toman el mando de algunos tentáculos o varias ventosas al mismo tiempo, se desate una crisis. No regular a sus tentáculos sería como si el pulpo le dejara al azar la posibilidad de que en algún momento todos los delivery de comida estén contagiados de covid y que entreguen los pedidos cara a cara en la puerta de las casas y departamentos sin usar barbijo. El pulpo no está loco. Y tampoco puede volverse loco. Y así como regula los tentáculos, éstos, que son también parte del cerebro, devuelven el favor y la gentileza y regulan la cabeza, porque no hay que dejar que el gobierno se pueble de vivillos, estafadores y charlatanes que quieran tomar el control de todos los tentáculos. La regulación sana de monopolios, de tasas, del apetito del riesgo, de la avaricia individual y de la manía de las masas, ha traído muy buenos resultados de inclusión financiera—sinónimo de desarrollo comercial y social—en países tan diversos como la India, Inglaterra, Estados Unidos, Nigeria y Bolivia.
No importa si en Babilonia o en Nueva York, la Banca y el Estado se enfrentan a los mismos patrones de comportamiento, y a los mismos patrones al mando. Pero a diferencia del Estado, no importa el momento ni el lugar, si hay algo que esconder, o hay algo que decir, siempre va a ser un banco el primero en saber. No importa si el banco es amigo, ni si hay un amigo en el banco.
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#corta historia de la banca
#más sentido común, por favor
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